Aprendamos de nuestros antepasados, que tomaban su silla y se sentaban en las puertas de sus casas a charlar y, en definitiva, a socializar con sus vecinos. 

Ahora volvemos, porque nos damos cuenta que las relaciones sociales son necesarias, nos ayudan a crecer y desarrollarnos. Porque todos aprendemos de todos, y con ello crecemos.

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